Dirtsa Cartonera nace desde principios del año 2000, cuando estudiaba
en el pedagógico de Maracay; y me daba cuenta que en el grupo literario donde
me desenvolvía, mis amigos y compañeros tenían una gran necesidad por publicar
sus textos poéticos, pero esta necesidad quedaba sólo en un sueño pues, para
ese entonces, en mi país, el gobierno dejó de subsidiar a las editoriales
alternativas, para dar paso a una única editorial gubernamental. Convirtiéndose
más cuesta arriba publicar alguna obra, porque para llegar a esa editorial
debías tener “palanca” (algún conocido quien te hiciera la segunda).
Sin embargo, mi idea seguía allí latente, siempre quise que mi
editorial no fuese igual a aquellas que dejaron de ser subsidiadas, y mucho
menos parecida a la del “monstruo” mayor, la editorial de gobierno. Quise,
quería que fuera bajo un patrón, un modelo distinto vinculado al arte, con una
autogestión productiva la cual llevase a una economía sustentable en cuanto a la
producción y a la distribución del libro creado.
Pasaron los años y aún mi idea-sueño seguía en mí, y se fue alimentado
con la significancia de la protección del ambiente (aunque suene trillado). Y
de un momento a otro, entre cafés, horas de sueños-despiertos, pensé en el
papel reciclado y el arte que puede provenir de éste. Pensé, entre caminatas
largas por el centro de Maracay, y al ver las cantidad de cartones que quedaban
esparcidos en la aceras de la ciudad entre los negocios de los Chinos, Árabes y
Portugueses; di con la idea de utilizar ese cartón como las tapas de mis libros
pero ¿era posible hacer eso? Ese pensamiento quedó en el aire, no se sostuvo
con nada.
Hasta aquel día de agosto en casa del poeta y amigo Juan Calzadilla,
quien me mostró su obra publicada por Eloisa
Cartonera. En ese momento, fue ver mi sueño, ya hecho por las manos de un
grupo fabuloso que nació de la necesidad y la perseverancia. Calzadilla me
animó, sin él saberlo, a qué podía hacer algo así. Y allí se me unió el ánimo con
mi sueño, que también lo fue y lo es para ciento de personas, pues al revisar
por internet supe de editoriales cartoneras, las cuales hacen revuelo en sus
ciudades, en sus países. YiyiJambo en Paraguay, Sarita Cartonera en Perú,
Eloisa Cartonera en Argentina, YerbaMala en Bolivia, Olga Cartonera en Chile, Pirata Cartonera en el Salvador, entre otras.
Anclada en este universo creativo, cuando tuve la oportunidad de
visitar Buenos Aires en 2012 me dirigí a
La Boca en donde reside Eloisa Cartonera
y fue una de mis mayores motivaciones para hacer realidad, hacer física mi
editorial de cartón; pertenecer a un movimiento innovador alejado de los
convencionalismos que implica la edición de un libro. Sin embargo, en mi vida
habían otras prioridades (estudios, mudanzas, trabajo…) que dejaban de un lado
esta idea de crear, de innovar, hasta que supe que sola no podía, que sola no
avanzaba porque era mucho por hacer, entre registrar la empresa, entre el
dinero (que hoy día, poco alcanza) entre el tiempo… Tuve miedo, entonces comencé a contar mi idea
a mis amigos, a ver si alguien se animaba a avanzar conmigo en este proyecto;
todos me miraban sin decir nada, y si llegaban a decir algo, sólo era: ¡qué
bien! Nada más. Nadie quiso atreverse a más. Sólo estaba el asombro y una que
otra frase de: ¡échale bolas!
Y quizás no fueron bolas, porque no tengo, pero fueron ovarios. Mis
ovarios y los de mi amiga Carolina Valor, quien con su apellido selló mi valor para por fin hacer realidad mi
sueño de Ediciones Dirtsa Cartonera. Sí, Carolina aceptó ser mi socia, una
noche de septiembre, y se embarcó conmigo al mar del trabajo entre tapas de
Cartón. Y fueron protagonistas de este sueño nuestra Abogada Aixa Salazar quien
redactó cada línea de este proyecto, mi hermano Osward con su palabra de
aquella tarde: está a la orden mi
imprenta para tu proyecto editorial. Y el empujón de Ana Carolina de
acompañarme al registro y dar el primer paso de
esta meta.
Entonces, quedamos Carolina y yo entre madrugadas de planificación,
entre el tiempo del registro mercantil y el nuestro; entre las colas del banco,
entre las fallas del sistema y sobre todo entre esos seres que de alguna u otra
forma nos ayudaron si ellos saberlo y que le hemos puesto de nombre “ángeles”.
Sin olvidar, también, dos bases de acero Egbert y Arquimedes, pilares que no se
derrumban tras escucharnos con este proyecto que hoy, apenas comienza. Fue así,
como llegó el 8 de enero de 2014 y se hizo Ediciones Dirtsa Cartonera, compañía
anónima. Dirtsa, mi nombre al revés, porque esto es el revés de mi mundo en la
docencia, el revés de mi caminar por un mundo que no soñé, a otro mundo que sí
soñé. Mi Editorial.