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jueves, 24 de abril de 2014

Consejo Editorial

Astrid Salazar. (Maracay, Venezuela. 1984). Profesora de Castellano y Literatura. Magister en Orientación Sexológica. Ganadora en el 2001 del Concurso de Poesía Interliceísta “Rafael Bolívar Coronado” y del Primer Premio en el XI concurso Literario "Nélida Cisnero" convocado por la Unidad Educativa Instituto Los Próceres, Maracay, edo. Aragua. Obtuvo Mención Honorífica en el Concurso de Literatura Augusto Padrón 2006. En 2008 participó en el XV Encuentro de Mujeres Poetas de Cereté, Colombia. En 2012 el Centro Cultural Higuaraya Capanaparo en su aniversario 38 le entrega el reconocimiento "Nuevo valor en el arte". Es facilitadora del Programa de Red Escolar del Sistema Nacional de Talleres Literarios, auspiciado por La Casa Nacional de las Letras Andrés Bello de Caracas. Colabora de manera permanente con los principales periódicos del estado y ha participado en diversos talleres literarios. Ha realizado ponencias nacional e internacionalmente. Obras Publicadas: Azules de mi infancia (2004); El octavo pecado (2007); Urbano (2008); Plaquette Astrid-Gloria (2008).


Carolina Valor. (San Juan de los Morros, Venezuela. 1979). Licenciada en Comunicación Social Mención Desarrollo Social, Periodista, Publicista y Docente a nivel superior. Actriz de teatro y televisión. Integrante del grupo ganador del premio Jóvenes Creativos, categoría “Mejor Programa” auspiciado por el Instituto Universitario de Tecnología Antonio José de Sucre. Asimismo, participó en el Concurso Campaña publicitaria de lanzamiento: Cliente: Aeropuerto “Florencio Gómez” de Maracay. Formó parte en montajes teatrales  como “Entre el Arte y la Vida”, “En tu mirada”, “Sobrenatural” y “Raíces”. Poemas suyos fueron publicados en la Compilación de Poemas Andrés Bello Vivo y Cercano, por la Editorial La Casa de Bello. Caracas-Venezuela. 

lunes, 21 de abril de 2014

El Origen de un sueño llamado Dirtsa Cartonera


Dirtsa Cartonera nace desde principios del año 2000, cuando estudiaba en el pedagógico de Maracay; y me daba cuenta que en el grupo literario donde me desenvolvía, mis amigos y compañeros tenían una gran necesidad por publicar sus textos poéticos, pero esta necesidad quedaba sólo en un sueño pues, para ese entonces, en mi país, el gobierno dejó de subsidiar a las editoriales alternativas, para dar paso a una única editorial gubernamental. Convirtiéndose más cuesta arriba publicar alguna obra, porque para llegar a esa editorial debías tener “palanca” (algún conocido quien te hiciera la segunda).
 
Sin embargo, mi idea seguía allí latente, siempre quise que mi editorial no fuese igual a aquellas que dejaron de ser subsidiadas, y mucho menos parecida a la del “monstruo” mayor, la editorial de gobierno. Quise, quería que fuera bajo un patrón, un modelo distinto vinculado al arte, con una autogestión productiva la cual llevase a una economía sustentable en cuanto a la producción y a la distribución del libro creado.

Pasaron los años y aún mi idea-sueño seguía en mí, y se fue alimentado con la significancia de la protección del ambiente (aunque suene trillado). Y de un momento a otro, entre cafés, horas de sueños-despiertos, pensé en el papel reciclado y el arte que puede provenir de éste. Pensé, entre caminatas largas por el centro de Maracay, y al ver las cantidad de cartones que quedaban esparcidos en la aceras de la ciudad entre los negocios de los Chinos, Árabes y Portugueses; di con la idea de utilizar ese cartón como las tapas de mis libros pero ¿era posible hacer eso? Ese pensamiento quedó en el aire, no se sostuvo con nada.

Hasta aquel día de agosto en casa del poeta y amigo Juan Calzadilla, quien me mostró su obra publicada por Eloisa Cartonera. En ese momento, fue ver mi sueño, ya hecho por las manos de un grupo fabuloso que nació de la necesidad y la perseverancia. Calzadilla me animó, sin él saberlo, a qué podía hacer algo así. Y allí se me unió el ánimo con mi sueño, que también lo fue y lo es para ciento de personas, pues al revisar por internet supe de editoriales cartoneras, las cuales hacen revuelo en sus ciudades, en sus países. YiyiJambo en Paraguay, Sarita Cartonera en Perú, Eloisa Cartonera en Argentina, YerbaMala en Bolivia, Olga Cartonera en Chile, Pirata Cartonera en el Salvador, entre otras.

Anclada en este universo creativo, cuando tuve la oportunidad de visitar  Buenos Aires en 2012 me dirigí a La Boca en donde reside Eloisa Cartonera y fue una de mis mayores motivaciones para hacer realidad, hacer física mi editorial de cartón; pertenecer a un movimiento innovador alejado de los convencionalismos que implica la edición de un libro. Sin embargo, en mi vida habían otras prioridades (estudios, mudanzas, trabajo…) que dejaban de un lado esta idea de crear, de innovar, hasta que supe que sola no podía, que sola no avanzaba porque era mucho por hacer, entre registrar la empresa, entre el dinero (que hoy día, poco alcanza) entre el tiempo…  Tuve miedo, entonces comencé a contar mi idea a mis amigos, a ver si alguien se animaba a avanzar conmigo en este proyecto; todos me miraban sin decir nada, y si llegaban a decir algo, sólo era: ¡qué bien! Nada más. Nadie quiso atreverse a más. Sólo estaba el asombro y una que otra frase de: ¡échale bolas!
Y quizás no fueron bolas, porque no tengo, pero fueron ovarios. Mis ovarios y los de mi amiga Carolina Valor, quien con su apellido selló mi valor para por fin hacer realidad mi sueño de Ediciones Dirtsa Cartonera. Sí, Carolina aceptó ser mi socia, una noche de septiembre, y se embarcó conmigo al mar del trabajo entre tapas de Cartón. Y fueron protagonistas de este sueño nuestra Abogada Aixa Salazar quien redactó cada línea de este proyecto, mi hermano Osward con su palabra de aquella tarde: está a la orden mi imprenta para tu proyecto editorial. Y el empujón de Ana Carolina de acompañarme al registro y dar el primer paso de  esta meta.

Entonces, quedamos Carolina y yo entre madrugadas de planificación, entre el tiempo del registro mercantil y el nuestro; entre las colas del banco, entre las fallas del sistema y sobre todo entre esos seres que de alguna u otra forma nos ayudaron si ellos saberlo y que le hemos puesto de nombre “ángeles”. Sin olvidar, también, dos bases de acero Egbert y Arquimedes, pilares que no se derrumban tras escucharnos con este proyecto que hoy, apenas comienza. Fue así, como llegó el 8 de enero de 2014 y se hizo Ediciones Dirtsa Cartonera, compañía anónima. Dirtsa, mi nombre al revés, porque esto es el revés de mi mundo en la docencia, el revés de mi caminar por un mundo que no soñé, a otro mundo que sí soñé. Mi Editorial.